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El té blanco "comme il faut" no cabe en una bolsita

Publicado en30/05/2019 por 2914
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Beber té blanco es un placer de la vida y mucha gente aún no lo sabe.

Beber té blanco es un placer de la vida y mucha gente aún no lo sabe.

Más allá de la multitud de propiedades que se le atribuyen (podríamos dedicar horas a enumerarlas) este té es una delicia para el paladar, que eso es lo que más nos gusta en La Colonial de Ultramar.

Paradójicamente, siendo el té blanco de los, digamos, “tés famosos”, esos cuya existencia suele conocerse y que la gente (en muchos casos solo cree) ha probado, este té se produce a muy pequeña escala, y hasta hace no mucho solamente en la provincia de Fujian, en China, de donde es originario.

Las primeras referencias, según dicen, se encuentran en el libro Treatise on Tea, escrito entre el 1107-1110 en el que se incluían reglas y maneras de preparar el té blanco; aunque no fue hasta 1968 que se comenzó a exportar de manera significativa.

Lo que hace que el verdadero té blanco sea tan cotizado y difícil de conseguir es, por una lado, el que requiera de unas condiciones climáticas, geográficas y de un tipo de suelo muy específico, lo que limita mucho las plantaciones, por otro, la delicada y artesanal forma de producirse.

El proceso inicia con la recolección de los capullos de las hojas de té (antes de que estas se abran), ésta debe hacerse a mano y brote a brote, lo que explica, en parte, el precio del té (para que os hagáis una idea, para algunas variedades de té es preciso recoger hasta 40.000 brotes para llegar a tener un kilo de té)

Una vez recogidos los brotes, se inicia el proceso de marchitado, se deja que se evapore la humedad y las hojas se vayan secando. Este proceso se hace extendiendo las hojas de té y alternando el secado en interior con la exposición al sol.

A continuación, el té blanco se pone a secar en bandejas de bambú y a oscuras para que no se oxide. Nunca se mete en máquinas, por eso conserva la forma.

Por último es preciso estabilizar el nivel de humedad de las hojas deteniendo la fermentación.

Como resultado se obtienen unas hojas de té, normalmente un tono grisáceo, conocidos normalmente como Silver Needles (agujas de plata), de hecho, la presencia de agujas de plata suelen ser indicio de que estamos ante un té blanco de calidad, de esos que, como decíamos, no caben en una bolsita.

El té que resulta de su infusionado suele ser de un color claro, parecido al del champagne, de sabor ligero, dulce, floral y aterciopelado y con bajo contenido en teína.


No se puede destacar una forma universal de preparar el té blanco, lo que es parte del encanto. Cada cual gradúa sus tiempos de infusión sus temperaturas y cantidades hasta que encuentra la forma que más le gusta (¡si es que no le gustan todas!).

La manera más habitual de prepararlo (al menos en occidente) es infusionar las hojas de té blanco directamente en la taza o tetera (sin filtro,y si ves que se cuelan las hojas al servir el té, siempre se puede usar un pequeño filtro de pitorro, nos podéis preguntar por él cuando vengáis por la Colonial de Ultramar, ¡es todo un invento!).

La temperatura del agua puede oscilar entre los 85 grados si se quiere un té más suave, o los 95 grados para un sabor más intenso, y el tiempo de infusión es de siete minutos.

De este té además, es posible sacar una segunda infusión añadiendo menos cantidad de agua, aumentando su temperatura, y dejándolo infusionar unos doce minutos.

Como decíamos, por lo selecto que es el té blanco (el de verdad) no es posible encontrar tantas variedades. En La Colonial de Ultramar podréis optar por el Té blanco Yin Zhen Silver Needle (Yinfeng, Silvery tip pekoe, Fujian white), de sabor suave, afrutado y dulce, sin duda, la joya de la corona en cuanto té blancos se refiere, el Té blanco Pai Mu Tan Silver Needles, de sabor suave y muy aromático y, salvando las distancias con los dos anteriores por tener menor cantidad de brotes (o agujas de plata) el Té blanco Pai Mu Tan.

El té blanco, al ser un té tan suave, no suele aromatizarse, pero si se encuentran algunas mezclas de té blanco y té verde aromatizados como los Premium tea de Crema de cerezas, Mango, Grosellas y Panforte di Siena, el Tokyo Tea y Jazmín y albaricoque.

Pero, por qué no dejamos ya de hablar de el té blanco y os animáis a probarlo, ¡os prometemos, que no os arrepentireis!



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