Nota de cata: ”Café de sabor rústico, buen aroma y cuerpo, sabor complejo con tonos que recuerdan especias, canela, maderas nobles y resina de pino.”
Intensidad
ETIOPIA MOKA HARRAR
Son necesarias cuatro horas en Land Rover desde Dire Dawa, capital de la provincia de Harrar, por una pista forestal y rodeando el Gara Muleta (montaña visible en la lengua de los Oromo), para llegar a Bedeno, uno de los centros, junto con Harawacha, del auténtico y mítico café Harrar. Los lunes son los días de mercado y los recolectores llegan con su café en pergamino para venderlo. Los Oromo son agricultores ganaderos y aprovechan todos los rincones de una orografía agreste para pasto y cultivo, no en vano viven en una parte del Rift Valley.
Entre Bedeno y Harawacha a una altura aproximada de 2000 a 2400 metros sobre el nivel del mar los árboles de café crecen sin muchos cuidados ya que a esta altura no tienen prácticamente parásitos. Los cafetos crecen salvajes sin podar, a veces hasta 2 horas y media andando de uno de estos dos centro de compra.
La cosecha tiene lugar entre octubre y diciembre y una vez recogida la cereza se deja secar al sol sin hacerla fermentar en agua y se transporta en mulas hasta Bedeno o Harawacha, donde el café se descereza en rústicos morteros de madera y se ventea para separar la cáscara del grano. El café en pergamino se lleva después a los almacenes de los exportadores en Dire Dawa donde se hace la selección mecánica y manual del grano. Por ejemplo en le almacén de nuestro proveedor 100 mujeres seleccionaban uno a uno los mejores granos. De allí el café parte en tren hacia Djibuti para su embarque hacia su destino final.