Tras su recolección, que es ya bastante estricta, las hojas sufren un nuevo proceso de criba con la que se pretende dar cierta homogeneidad a las hojas de té, no es de extrañar que el resultado sea un té tan bonito.
Las hojas seleccionadas pasan a continuación por un proceso tradicional de escaldado en grandes bateas de metal para lograr desactivar las enzimas que producen la oxidación del té. Es un proceso con varias fases, a lo largo de las cuales se prensan las hojas y se les da forma.
Visto lo visto, ¡no sorprende que se un té tan cotizado!
La primera particularidad de la hoja de té de procesado artesanal se ve a simple vista; su color verde muy vivo y su característica forma alargada y plana. El auténtico Tai Ping Hou Kui, como el que tenemos en La Colonial, debe tener dos ramas, cada una de las cuales está formada por un brote del que surgen dos hojas naturalmente extendidas, porque, ya os digo yo que por ahí no es raro encontrarse con Tai PIng Hou Kui con una sola hoja, o carentes de brotes, o con hojas extrañamente manipuladas.
La segunda, y más importante, es su sabor. El Tai Ping Hou Kui es un té verde puro no aromatizado con un sabor limpio, pero muy sabroso y con un ligero aroma floral, pues alrededor de los arbustos de del Tai Ping Hou Kui y justo en el momento en el que crecen la hojas nuevas, florecen millones de orquídeas salvajes, lo que se percibe luego en su sabor. Además, es un té que nunca amarga, incluso si lo infusionamos tras varias veces o si usamos demasiadas hojas.
La preparación de este té es muy sencilla, para una taza de cristal o de porcelana unos 350 ml ponemos unas 12-14 hojas de té (unos 3 gramos) con el agua a 85 ºC y lo dejamos infusionar de 3 a 5 minutos para la primera infusión, e iremos alargando el tiempo en las sucesivas infusiones, pues es un té que podemos reinfusionar hasta tres veces.
¡Y ahora que ya sabéis toda la teoría de nuestra nueva incorporación a La Colonial de Ultramar ya solamente os falta disfrutarlo!